Mar x.
viernes, 12 de diciembre de 2014
Paradojas.
Todos hemos oído hablar de la paradoja del gato de Schrödinger, que si el gato está vivo, que si está muerto, que si las dos... Es algo de lo que se ha discutido mucho y realmente a día de hoy nos seguimos preguntando qué ha pasado con ese gato. Para aquellos que no conozcan la paradoja, se basa en meter en una caja a un gato en la que hay un elemento radiactivo. Al cabo de un rato el gato puede haber abierto el objeto radiactivo y haber muerto o puede seguir vivo. Por lo tanto no se sabe en cual de las dos formas está el gato. Schrödinger básicamente dice que el gato está tan vivo como muerto, pero los que no estamos iniciados en este ámbito no lo creemos. Se trata de una teoría conocida como la superposición cuántica; se dan ambos casos y es el observador quien va a determinar uno u otro de los casos (Principio de Incertidumbre de Heisenberg). Esto me lleva a hablar de lo compleja que me resultó al principio la mecánica cuántica, porque quienes la estudian no están locos como muchos pensaréis, no, tiene su lógica. Observador y objeto observado se complementan, sin uno no existe el otro. Sin embargo el observador genera incertidumbre y determina un caso concreto. Si quisiéramos eliminar al observador o hacerlo neutro (que es imposible) no existiría el objeto. En caso de que aún así no hayáis conseguido entenderlo, os dejo un vídeo que lo explica claramente.
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